Al igual que ocurre con otros animales domésticos, ciertas personas pueden sufrir alergia a los gatos como resultado de una reacción de su organismo a las proteínas (alérgenos) que pueden estar presentes en las células de la piel, orina, sudor o saliva de estos animales, produciendo una seria de síntomas principalmente a nivel de las fosas nasales y vías respiratorias.

Los gatos son animales bastante limpios y propensos a acicalarse con su saliva, por lo que las proteínas responsables de la reacción alérgica pasan a su pelaje y de ahí al ambiente. Es por esto que las reacciones alérgicas a los gatos se pueden producir aun incluso cuando no se tiene contacto directo con el animal o incluso tiempo después de que haya estado presente en la habitación.

Se conocen hasta la fecha siete alérgenos de gatos; siendo el más importante el denominado Fel D1.

Los síntomas de la alergia a los gatos suelen corresponder principalmente a los de una rinitis alérgica, y en general son compartidos por todas las alergias animales (excluyendo picaduras). Entre los más comunes encontramos:

• Congestión, moqueo y pérdida olfativa.

• Problemas respiratorios y fatiga.

• Escozor, lagrimeo y enrojecimiento de los ojos.

• Problemas respiratorios.

Pero además, hay personas que también experimentan síntomas cutáneos relacionados con la alergia a los gatos. Esto suele conocerse como dermatitis alérgica, reacción de la piel al contacto directo con estos animales. Algunos de los síntomas más comunes son la presencia de ronchas y/o habones, sarpullidos o picazón de la piel.